El tesoro escondido

Era un día radiante, apenas terminé de desayunar, y ya salí corriendo hacia la esquina,
En el potrerito, ese reducto de la pandilla,  aunque ya lo explique antes lo vuelvo aclarar para quienes no lo leyeron, era una calle que al estar cortada por una quinta de verduras no tenía asfalto, solo medía 30 metros, en una vereda  estaban la casa de doña Emma y en la otra  una casa y un pequeño negocio, al frente la quinta de verduras, un cañaveral detras de un alambrado y delante de este, justo en el centro, un árbol de cina-cina   que era nuestro punto de reunión.
Bien, continúo: Al llegar al potrerito ya estaban allí dos de los pibes, "el Negro Becán"  y "el Checo", quienes todo compungidos me dicen: ¡ Mirá lo que pasó ! Nos taparon el "aujero" (el agujero era un pozo que teníamos hecho debajo de la cina-cina y que servía para encender fuego y asar batatas cuando no íbamos al arroyo)
 Hacía poco tiempo doña Emma había alquilado la esquina libre de su casa a un taller, donde fabricaban cubiertos para mesa. y ese día nos encontramos que volcaron un montón de cenizas, que debían ser del horno de fundición dentro de nuestro pozo.
 Había que hacer algo...no sin antes buchonearle a la buena de doña Emma, la novedad,
Con una palita que nos prestó nos pusimos a sacar las cenizas pero.... a la primer palada algo brillante saltó fuera del pozo...¡ Un tenedor ! seguimos sacando...¡ Otro...y otro y otro.....!  Así sacamos una cantidad de tenedores y cucharas de alpaca perfectamente terminadas y brillantes, ¡ Habíamos encontrado en nuestro potrerito Un Tesoro !
Lo repartimos entre los tres, nos tocó 4 tenedores y 4 cucharas  .....Ahora que lo pienso ¿ Justo una docena ? había 12 de cada uno.
 Nos fuimos a nuestras casas con nuestro tesoro para felicidad de nuestras madres.
Nunca nos detuvimos a pensar, a quien de los que trabajaban en el taller le arruinamos el negocio
A los pocos días la fábrica cerró y se fué.....¿habra sido culpa nuestra?